¿Por qué contratar un(a) entrenador(a) personal? – Well Woman by Cat Beggan

¿Por qué contratar un(a) entrenador(a) personal?

Parece que contratar un entrenador personal está de modo, pero ¿cuáles son las ventajas de tener un entrenamiento personalizado?

Motivación y adherencia

Una de las principales ventajas de contar con un entrenador personal (E.P.) es el aumento de motivación que produce, la cual, a su vez, incrementa la adherencia.  Tener que rendir cuentas a alguien aumenta la motivación y el cumplimiento del plan de entrenamiento. Trabajar con un E.P. también proporciona comodidad y flexibilidad para poder entrenar a la hora y en el lugar más conveniente para ti, lo cual también aumenta la adherencia.

Consecución de objetivos

 Naturalmente, una mayor adherencia y mayor motivación lleva a una mayor consecución de objetivos.  Según la Organización Mundial de Salud (OMS), del 25% de personas que alcanzan sus objetivos deportivos, el 90% utiliza los servicios de un E.P.

Este beneficio es también demostrado por en un estudio (Maloof, 2001) en el que el grupo que entrenó con E.P. lograron mayores mejoras en los parámetros de perímetro de cintura, porcentaje de grasa corporal y VO2máx (salud cardiorrespiratoria) que el grupo que entrenó sin E.P.  El entrenamiento personal es personalizado a las necesidades del cliente y a sus objetivos.  Por tanto, trabajará más duro y el entrenamiento será más eficiente.

Evitar el estancamiento y mejorar la efectividad

Relacionado con el punto anterior, las personas que entrenan sin supervisión tienden a repetir siempre los mismos ejercicios, realizar el mismo número de repeticiones y emplear siempre la misma carga. Contar con los servicios de un E.P. evita que los clientes se estanquen de esta manera, proporciona variedad y asegura que trabajen a una intensidad que sobrepase el umbral de la efectividad. Sin supervisión, las personas no eligen una intensidad suficientemente elevada para inducir respuestas hipertróficas y aumentos de fuerza (Glass y Stanton, 2004)

Focht (2007) realizó un estudio de mujeres universitarias no entrenadas.  Demostró que la carga y percepción de esfuerzo provocadas por la prescripción convencional de entrenamiento de la fuerza varía del nivel de esfuerzo que mujeres no entrenadas eligen por su cuenta (en términos de la carga y número de repeticiones).  Asimismo, concluye que mujeres no entrenadas no eligen una carga suficientemente alta para estimular mejoras significativas en hipertrofia o fuerza muscular.

En un estudio sobre la influencia de un E.P. en la selección de la carga en mujeres (Ratamess, Faigenbaum, Hoffman y Kang, 2008), el grupo que entrenaba habitualmente con un E.P. seleccionó libremente una carga mayor que el grupo que no había entrenado con un E.P. en los 4 ejercicios y obtuvieron valores de fuerza mayores que el otro grupo en 3 de los 4 ejercicios.  De media, el grupo No E.P. eligió intensidades entre un 5 y un 14% inferiores al grupo E.P. Asimismo, las valoraciones del esfuerzo percibido eran más elevadas en el grupo con E.P. Además, este estudio demostró que cuando mujeres eligen libremente la carga, eligen una carga inferior al umbral mínimo marcado por el ACSM (Colegio American de Medicina del Deporte) como intensidad mínima para la efectividad.

Enseñanza, seguridad y educación

Entrenar con un E.P. asegura una correcta técnica en la ejecución de los ejercicios, lo cual disminuye el riesgo de lesiones y mejora la efectividad.  Si algún día la persona deja de trabajar con un E.P. ese aprendizaje se quedará con él.  En el caso de poblaciones especiales y personas con enfermedades o patologías (diabetes, osteoporosis, problemas cardiovasculares etc.), proporciona mayor seguridad a la hora de practicar ejercicio físico.

Asimismo, existen muchas ideas equivocadas respecto al entrenamiento de fuerza, particularmente entre mujeres, siendo el miedo de aumentar mucho de volumen o muscularse excesivamente si realizan entrenamiento de fuerza la más común.  El 38% de las mujeres que no han trabajado con un E.P. creen que el entrenamiento de fuerza les haría hipertrofiar, mientras que solo el 10% de las mujeres que han entrenado con un E.P. lo piensa.  En la misma línea, el 100% de las mujeres con E.P. acuden a él/ella para información sobre entrenamiento de fuerza, facilitando la educación, mientras que las revistas son la principal fuente de información en las demás (Ratamess et al., 2008).

Y qué tipo de objetivos puedes trabajar con tu E.P? Pues puedes trabajar todo tipo de objetivos, desde perder peso o mejorar la composición corporal hasta readaptarte después de una lesión, mejorar la fuerza, preparar unas oposiciones, tu primera carrera popular o mejorar tu marca en 10k.

¿Y tú? ¿Has trabajado con un E.P? ¡Cuéntanos tu experiencia en los comentarios!

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